martes, 7 de mayo de 2013

Entrevista a Helen Velando


El Mangrullo: -¿Cuántos libros tenés editados, además de La pulga interplanetaria?
Helen Velando: -Catorce, pero éste es mi segundo libro, que ahora salió con una nueva edición donde se le hizo una revisión y se le cambió el formato y las ilustraciones, pero salió por primera vez en 1995.
EM: -Y en cuanto a la corrección de estilo que realizan las editoriales, qué exigen o qué piden y cómo te sentís, qué cuestionan, ¿regionalismos?
HV: -No, yo trabajo en forma muy libre. La mayoría de mis libros están editados en Alfaguara. Este es el primer libro editado en Sudamericana que, además, acaba de comenzar con su colección de autores nacionales. Tengo la suerte de poder trabajar con la misma correctora en las dos editoriales. Pero no he tenido ningún tipo de inconvenientes, es más, aprendo mucho con las correcciones. En un momento me puse a estudiar idioma español porque consideré que era mejorar las herramientas para el trabajo que yo ya venía haciendo.
EM: -En cuanto a las ilustraciones, ¿ellos proponen al ilustrador o tenés forma de intervenir en la elección? Mi pregunta es, ¿qué ingerencia tiene el autor en cuanto a la elección del ilustrador y qué pasa en el caso de que vos no estés conforme con las ilustraciones que acompañarán al texto o con ese ilustrador?
HV: -Se trabaja en forma conjunta. Yo puedo proponer un ilustrador, pero en general es la editorial quien lo propone y muchas veces la propuesta tiene que ver con los tiempos que tiene el ilustrador y otras, tiene que ver con el estilo del libro. Entonces, por ejemplo, para el próximo título en Sudamericana, mi editora ya recibió unos bocetos de posible ilustrador sobre el cual ya nos habíamos puesto de acuerdo que podía ser. Pero la última palabra, por supuesto, la tiene el autor. Por ejemplo, en una colección que tengo en Alfaguara, y que son cinco libros, están todos ilustrados por la misma persona porque al ser una colección tiene que tener una continuidad y, casualmente es quien también dibujó este libro de Sudamericana y que además tiene estilos diferentes para cada libro porque Alfredo Soderguit es una persona que siempre está investigando y buscando... En este caso mi editora en Sudamericana es la misma con quien trabajé en Alfaguara, donde edité mi primer libro, y fue con el primero que salimos en Alfaguara, y fue también el primer ilustrador y su primer trabajo. Ese libro resultó un clásico que se sigue vendiendo.
EM: -Ah, es la misma editora que cambia de editorial... justamente yo te iba a preguntar cómo era que habías llegado a Sudamericana.
HV: -Sí, Viviana Echeverría fue la editora que yo conocí en 1998 en Alfaguara. Ahora comenzó a editar para Sudamericana, entonces me dijo “vamos a repetir la cábala, Alfredo y vos...”.
EM: -¿Y estos son los primeros libros de edición uruguaya que Sudamericana edita con autores uruguayos? ¿O ya tenía ediciones uruguayas de autores extranjeros?
HV: -Eso te lo tendría que contestar Viviana porque yo en realidad desconozco los autores que ellos editan. Pero recuerdo haber ido a la presentación de un libro de autor nacional, pero creo que fue algo esporádico y no tuvo buen curso. Ahora sí se está trabajando en el ámbito infantil y también a nivel adultos. Y se está haciendo un trabajo muy interesante que es la publicación conjunta Río de la Plata, es decir trabajar para la región.
EM: -Claro, eso me llamó la atención...
HV: -Mis próximos títulos de Sudamericana ya están dentro de la Argentina; se editan en forma simultánea. El próximo saldrá en agosto y ya sale en ambos países.
EM: -El que saldrá en agosto, ¿es una continuación de Una pulga interplanetaria o solo mantiene los mismos personajes?¿Qué conexión hay entre ellos? Porque incluso me quedó la duda si no había una historia anterior de Sumermá-pupu...
HV: -Sí, hay una conexión. Hay una historia anterior con este personaje y es en mi primer libro, publicado en Editorial Tahes, una editorial que ya cerró. La mayoría de escritores nacionales empezamos allí y yo, después de que Tahes cerró estuve un tiempo que no presenté nada en ningún lugar, hasta que entré en Alfaguara y conocí a Viviana. Cuando ella comenzó su trabajo de edición en Sudamericana me convenció de tomar mi segundo libro y reescribirlo, ampliarlo, cambiar los dibujos y, bueno, que fuera el primer título de Sudamericana.
EM: -Ese libro anterior, ¿tenés pensado, reescribirlo y volver a publicarlo?
HV: -Por ahora no. En realidad la franja etaria que es la de este libro, no es la que yo trabajo habitualmente. En realidad escribo para gente más grande, así como pre-adolescentes. En Alfaguara, todos mis títulos son para más grandecitos. Este libro nació para más chicos porque tenía que ver con el primer libro y porque eran las edades de mis hijos.
EM: -Entiendo: uno tiene un receptor delante que es el que lo motiva; luego van creciendo y la literatura crece con ellos. ¿Qué edades tienen ahora?
HV: -Sí, ahora tienen dieciocho y veintidós.
EM: -¿Tenés, entonces, escritos libros juveniles?
HV: -Sí, el anteaño publiqué en la serie Roja de Alfaguara. De todas formas no me cierro mucho y trato de escribir donde haya una lectura para niños, pero al mismo tiempo también una lectura para el adulto. Y tengo la suerte de que -es un fenómeno que se dio- hay muchos adultos que ni siquiera ponen la excusa de decir “tengo un nieto o un hijo o mi sobrinito...”; no, “me compro el libro para mí”. Tengo un público adulto que compra libros para niños y los sigue y me preguntan “¿cuándo saldrá el próximo?”, sobre todo con esta serie de los Cazaventuras, que ahora estoy escribiendo el quinto y último.
EM: -¿De qué edad serían los destinatarios? ¿Abarcan la pre-adolescencia?
HV: -Sí, a partir de los diez años y abarca hasta los comienzos de la adolescencia. El tema es que cuando yo era chica, no había este tipo de libros. A mí me hubiera gustado leer algo así porque los autores nacionales no se dedicaban... explico esto porque el resto de los libros más conocidos escapa un poco a lo que escribo ahora y tienen que ver con los lugares y están basados en hechos reales. La ficción va alrededor de una cantidad de temas vinculados, pero que son hechos reales o lugares reales que pueden visitarse, se puede ir a conocer. Los datos que yo pongo en los libros tienen rigor, entonces esto también entusiasma al adulto y entusiasma también a los niños.
EM: -Esta serie que me dijiste que se llama Cazaaventura, en cuanto a género, ¿dónde la ubicarías?
HV: -Aventura y recorre distintos países de América.
EM: -De acuerdo a lo que vos me venís contando, la aventura sería una excusa para plantear y desarrollar conflictos humanos reales; algo así como un disfraz de una novela realista: una novela realista con un entorno de aventura que hace más atractiva su lectura.
HV: -Sí, la clasificación pasaría por algo así... y creo que prendieron mucho por eso mismo. No ocurre lo mismo con otros libros de aventura o misterio, que es el género que yo manejo. En todos mis libros los personajes son muy creíbles, porque por ejemplo Detectives en el Parque Rodó es una clásica historia de detectives, pero los detectives son de diez años, son muy creíbles, no son perfectos, les pasan cosas, se equivocan, pero a mí me gusta mucho la deducción, pensar, inferir, estar buscando y entonces puede pasar aquello y las historias y los lugares donde transcurren son muy conocidos y se pueden visitar y se puede ver que están allí y, de alguna manera, eso los puede acercar más al libro. El caso de estas aventuras es un poco especial porque son una familia, Cazaventura es el apellido de la familia. Cuando apareció el tema de Harry Potter yo me dije que a mí me gustaría hablar de lo nuestro porque, si bien ellos tienen una cantera riquísima desde su historia y toda una tradición de una mitología céltica, nórdica, nosotros también la tenemos y en América tenemos una gran cantidad de cosas mágicas. Ellos pueden tener un niño mago, pero nosotros tenemos yamanes, tenemos una cantidad de culturas diferentes. A mí me marcó mucho un viaje que hice cuando tenía veinte años, cuando recorrí -salí desde acá de Buenos Aires- todo el norte argentino, Bolivia y parte de Perú. Y mi primer libro que se llama Los Cazaventura recorren el camino perdido de los Andes, los protagonistas recorren esos tres países; por supuesto con una excusa, hay una aventura detrás, hay que resolver enigmas, van dejando pistas y es una familia la que sale. Es una familia conformada por el padre y la madre, que tienen oficios especiales: la mamá es antropóloga y el padre es biólogo y tienen a los dos hijos -donde también hay conflictos entre los dos hermanos, una nena y un varón- y un tío inventor que a la vez es profesor de física y de química y que vive haciendo experimentos y, como inventor, hace cosas muy locas en su casa. Tiene una casa muy especial y, bueno, así conformé ese núcleo familiar porque la idea mía era trabajar a través de una familia que va recorriendo distintos lugares. Ahora estoy escribiendo el último libro de la serie Cazaventuras. Tuve la suerte de viajar a fines de marzo y primeros días de abril al Desierto de Atacama porque el último libro transcurre en el Desierto de Atacama. Siempre voy recorriendo varios países. Una parte empieza en Cuzco, transcurre en Perú, Lima y Cuzco.
EM: -¿Siempre en lugares que vos conocés?
HV: -No, no. Porque el año pasado, por ejemplo, cuando entregué el de las Guayanas, ahí utilicé tres países: Venezuela, Guyana y Surinam, que los chicos en general no lo tienen como país, no lo ubican. Pero no pude viajar y si no puedo viajar tengo que estudiar el doble.
EM: -Claro, para que tengan rigor y por eso tienen tanto éxito también entre los adultos.
HV: -A lo mejor tiene que ver con eso, pero además los personajes son muy queribles.
EM: -¿Creíbles o queribles?
HV: -Pueden ser las dos cosas
EM: -Y verosímiles, que también es diferente. Justamente no son personajes arquetipos, sino personajes típicos.
HV: -Ni los buenos son buenos, buenos, buenos ni los malos son malos, malos, malos; puede ser el señor de la esquina que, bueno, tiene un trabajo especial, porque algo tiene que tener, pero todos tenemos cosas especiales, ¿no?
EM: -¿Y cómo fue que escribiste Una pulga interplanetaria?
HV: -Bueno, este es un caso diferente porque este libro lo escribí por necesidad, en verano -que es lo que yo les cuento a los chicos cuando visito colegios-, fue cuando mis hijos eran chicos y un verano me tocó quedarme en Montevideo -no tenía plata para irme de vacaciones- entonces, en vez de irme al Caribe, me quedé en Montevideo, en un departamento; hacía mucho calor y llovía y tenía la playa a diez minutos, así que me tomaba un ómnibus bien tempranito y nos íbamos a bañar a la playa. Volvía cansada, con los nenes llenos de arena, termo y mate, con la palita, el rastrillo y todas las cosas y venía tan cansada que lo único que quería era que se bañaran, comieran algo, se acostaran y durmieran una siesta, porque yo quería dormir. Y, como siempre sucede, ellos no querían dormir la siesta porque cuando uno es chico no tiene ganas de dormir la siesta. Entonces yo hice lo que llamo un “soborno maternal” y les decía: “si yo les cuento un cuentito, en la cama grande, ¿ustedes se duermen un ratito de siesta?”. Entonces empecé a leerles todos los libros que tenía; pero el verano es muy largo y se me acabaron los libros y tuve que empezar a inventar. Y empecé a inventar la historia de un niño que no quería dormir la siesta y que a la hora de la siesta se escapaba a la azotea y, ¿qué hacía?, se puso a construir una nave espacial. Y, ¿con qué?, con una heladera porque en su casa habían cambiado la vieja heladera de la abuela, esas heladeras enormes que parecían un ropero, más que una heladera. Entonces esa heladera quedó en la azotea y a ese nene, Nicolás, se le ocurrió vaciarla y empezar a llenarla con una cantidad de cosas que el papá guardaba en un cuartito para herramientas, donde también guardaba cosas para arreglar, que nunca llegaba a arreglar. Con todas esas cosas viejas, Nicolás construyó una nave espacial, en realidad una “helanavederaespacial”, que no es lo mismo. Así que esa historia la tuve que inventar por necesidad.
EM: -Bueno, ahora estás entrando en el mercado argentino y ya recibiste tu bautismo yendo a visitar escuelas. ¿Con qué grados?
HV: -Cuarto y quinto grados.
EM: -Pese a que la colección sugiere la lectura a partir de los ocho años, esos chicos que te entrevistaron tienen entre nueve y once años. ¿Habían leído previamente el libro?
HV: -Sí, ya lo habían leído, pero no es lo mismo cómo lo leen ellos y cómo lo lee el autor. Y ellos pueden hacer preguntas, que es lo que a mí me gusta. La idea es acercar el autor al lector y que puedan ver que un escritor es una persona como todo el mundo, pero que además vive de escribir o escriben, porque tengo compañeros que no pueden vivir solamente de escribir.
EM: -Pero además, las preguntas que puede hacer un chico con una lectura previa de la obra, son diferentes a las que puede hacer sin haber leído el libro. El chico que no tuvo acceso al libro, solamente puede preguntar acerca de la vida o el oficio del escritor, pero no acerca de su obra. Son dos cosas distintas, aunque muy ricas las dos, y por eso te lo pregunté.
HV: -Pero la charla es acerca del oficio. Yo les pregunto si ellos tienen faltas de ortografía y ellos siempre dicen “¡nooo!!!” y algunos dicen tímidamente “sí”. Entonces yo les digo, “¿yo no les dije que los escritores somos casi humanos?, entonces también se pueden equivocar y, por lo tanto, también pueden tener faltas”. Y hablamos acerca de la corrección de los libros. Con los más grandes hablamos también sobre fuentes de inspiración porque ellos preguntan de dónde salen las ideas o por los nombres de los personajes. Hoy me preguntaron por qué le puse Supermá-pupú a la pulga y les expliqué que la hija de un amigo, cuando tenía tres años, jugaba con un amigo invisible al cual llamaba Supermá-pupú. Y cuando yo escribí el libro me pareció que ese era el nombre ideal para una pulga, entonces se lo pedí prestado y me autorizó; con sus tres años, me dijo que sí, que lo podía usar y quedó como personaje. Y esas son las cosas chiquitas que no te enterás si no hablás con el escritor.
EM: -Este libro, ¿se va a presentar aquí, en la Argentina?
HV: -Sí, se van a hacer dos presentaciones en Buenos Aires, el 27 de julio, en la Feria del Libro Infantil.
EM: -Hoy nos acompaña Sebastián Frega, socio de la Biblioteca Infantil Samay Huasi, que tiene 12 años y a quien le dejaremos hacer la última pregunta para cerrar esta entrevista.
SEBASTIÁN: -¿Cómo es la vida de una escritora?
HV: -Yo trabajo horas y horas, dentro de mi estudio, me voy a las montañas a terminar de escribir mi libro y luego regreso a cobrar millones de dólares... No, te voy a decir la verdad: tengo la computadora en el comedor de mi casa, tengo que lavar los platos, tender la ropa, hacer los mandados, preparar la comida, tengo hijos, tengo tres gatos, tengo a mi marido, tengo a mi mamá y, en el medio de todo eso, yo escribo, y tengo el teléfono al lado y el televisor detrás y a veces escribo o termino escribiendo en una cuadernola en la cama, para poder estar encerrada en un lugar, escribiendo cuando puedo y, en mis ratos de ocio, escribo y el resto del tiempo me tengo que ocupar de hacer otras cosas o salgo a visitar escuelas, pero bueno, yo no me puedo quejar porque a mí me gusta mucho lo que hago, todo lo que hago, y escribir es una de las cosas que más me gusta y no puedo parar de escribir. Descubrí algo que me gustaba mucho y no lo descubrí enseguida; no me levanté un día y dije “oh, cuando sea grande voy a ser escritora”, no. Después e haber sido actriz y de haber trabajado en muchas cosas, alguien me propuso que escribiera, que escribiera para niños porque yo trabajaba como docente de teatro con niños, trabajaba haciendo funciones de teatro para niños, también para adultos, pero sobre todo para niños. Y me dijo que probara y yo probé escribiendo un cuento y me dijo “está bien, seguí por ahí porque está para hacer una novela”, y seguí y seguí y me quedó el primer libro. Lo publiqué en el 1993 y, de ahí en adelante, ya no pude parar. Pero hace seis años que me dedico solamente a escribir y mantengo a mi familia con la literatura. Soy una privilegiada porque muchos compañeros tienen otros trabajos y, además, escriben. Yo, en mi caso, me dedico solamente a escribir y a hacer las charlas que son, por supuesto, parte del mismo trabajo.
EM: -Muchas gracias por todo el tiempo que nos dedicaste, por las cosas lindas que nos contaste y que nos motivan para seguir leyendo otros libros, además de Una pulga interplanetaria.
HV: -Para finalizar, te doy la primicia de mi próximo libro que saldrá en agosto. El título es Las aventuras de Super Pocha. Super Pocha es una heroína que es super madre, super esposa, que tiene hijos y tiene a su marido, que trabaja y además trabaja dentro de su casa y sale a luchar por la justicia, pero no sale sola, sale con ese perro, con Rodrigo. Están vinculadas esta historia con la otra. Ese sería el nexo, Rodrigo tiene la cucha en la azotea, pegada a la azotea de Nicolás, donde tiene la naveheladera.
EM: -Esperamos ansiosamente que llegue agosto.


EL Mangrullo, miércoles 27 de junio de 2007.

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